Tras su traumática experiencia en la Primera Guerra Mundial, André Masson retoma la práctica artística, interrumpida durante los años de la contienda. Esta nueva etapa, desarrollada durante los primeros años de la década de 1920, estará muy influenciada por la obra de Paul Cézanne, André Derain y Juan Gris. La síntesis a la que llega Masson da lugar a un estilo cubista peculiar y decorativo en el que el uso de las formas curvas y sinuosas aporta una sensualidad que logra llamar la atención de André Breton, quien lo reclamará para que forme parte del grupo surrealista creado por él en 1924.
En 1921 Masson empieza a realizar una serie de obras con temática común. Se trata de la representación de varios hombres agrupados en torno a una mesa, iconografía tomada de una obra de Derain, Los bebedores (1913-14), que utilizará con asiduidad entre 1922 y 1923. Estos grupos de figuras bebiendo, fumando, jugando a las cartas o a los dados podrían considerarse como memorias de su vida en las trincheras. Sobre la mesa, la presencia de una granada actúa como símbolo de la vida y de la muerte.
Masson explora en Les fumeurs una nueva técnica, que combina la impronta del cubismo analítico con una renovada filiación por el gusto surrealista. Con la macrofotografía se reconoce el rastro que ambas influencias dejaron en las diferentes fases de creación de la pintura al desvelar los pormenores del proceso de realización de la obra.
En la zona de la mano que sostiene una copa, situada en el centro de la composición, se intuye una tela de lino muy fina, con una ligera base en tono ocre. Sobre esta base – denominada preparación– Masson abocetó con grafito las sinuosas líneas curvas con las que resuelve las figuras protagonistas, como se verifica en los contornos de esta mano. Después, el artista aplicó las capas de color de manera muy ligera, dejando a la vista de forma intencionada tanto las líneas de grafito como la preparación.
Con el tiempo, la tensión, generada por la capa de preparación realizada de manera artesana por Masson, explica los microcraquelados, que afectan hoy en día a toda la superficie pictórica y son visibles al navegar con mayor aumento.
Por último, el máximo aumento posibilita observar pequeños puntos blancos. Estos corresponden a micro pérdidas, donde la ausencia de pintura deja a la vista el color de la imprimación blanquecina subyacente que constituye la primera capa en contacto con la tela.
Gracias a la macrofotografía con luz lateral se analiza con más detalle la manera de trabajar del artista y el gesto de su pincelada
A primera vista, destaca con gran perfección la trama de lino de la tela. Con un mayor aumento, se distinguen los surcos que deja la huella del pincel durante la aplicación de la pintura en las capas que son un poco más densas.
Además, la utilización de la luz lateral descubre la retícula de craquelados que afecta a toda la superficie de la obra, producida por un problema de incompatibilidad entre los materiales utilizados por Masson en las diferentes capas.
Bajo la luz ultravioleta resalta la fluorescencia de la preparación, que queda a la vista entre las capas de color. Con este tipo de luz de la obra se ve de un azul cerúleo intenso, mientras que con luz natural se percibe ocre. Aunque este fenómeno aparece por toda la pintura, es interesante comparar la fotografía de luz visible y la de luz ultravioleta en la zona de la granada.
Por otro lado, con este tipo de iluminación también se advierte el gran número de pequeñas pérdidas que han sido restauradas y se comprueba cómo las reintegraciones se ajustan con precisión a la falta de pintura original. Dichas reintegraciones, que se ven como puntos de color azul oscuro, están realizadas con acuarela.
Aunque se intuyen con luz natural, la imagen infrarroja revela con precisión las líneas de dibujo subyacente, apreciándose el sugestivo diseño de curvas realizado por el artista con lápiz de grafito. André Masson se sirvió de este esquema de formas ondulantes como guía para aplicar las ligeras capas de color.
La comparativa entre la fotografía infrarroja y la visible pone de manifiesto la importancia del dibujo preparatorio en detalles como la granada, los rostros o las manos de los personajes representados.