Pablo Picasso
Instrumentos de música sobre una mesa

Desde finales de la Primera Guerra Mundial, Pablo Picasso alternó en su obra estilos y modos expresivos diversos, convirtiéndose en uno de los primeros artistas en iniciar la conocida como “vuelta al orden”, un retorno de la vanguardia hacia el realismo, propio del periodo de entreguerras. No abandona el cubismo, pero lo irá simplificando y esquematizando hasta llegar a lo esencial. Entre los veranos de 1919 a 1925 Picasso aborda el tema del bodegón a partir de una serie de elementos dispuestos en una mesa frente a una ventana abierta. A lo largo de este periodo, irá sustituyendo los perfiles angulosos del cubismo por contornos curvilíneos y formas orgánicas, inspiradas en la pintura contemporánea de pintores surrealistas como Joan Miró y André Masson.
En Instruments de musique sur une table [Instrumentos de música sobre una mesa], la síntesis a la que llega Picasso es extrema: el espacio de la habitación se confunde con la superficie de la mesa, de la que solo se advierte la sombra negra que proyecta y el perfil de las patas. Al fondo, un recuadro blanco simula una ventana y otro, a la derecha, parece indicar una puerta. Los tres elementos sobre la mesa, la guitarra, la mandolina y la fruta, parecen flotar sobre la superficie, mientras el único trazo de realidad que se insinúa es el perfil de una mujer, pintado en blanco de forma casi imperceptible sobre la mandolina, como si la estuviera tocando.
En el caso de Instruments de musique sur une table, la macrofotografía aporta valiosos datos sobre el proceso creativo de Pablo Picasso. En primer lugar, el artista dio, sobre el lienzo ya imprimado, una capa bastante diluida de color verde vejiga. Debido a esto, la preparación apenas quedó cubierta por el color, lo que descubre la urdimbre de la tela. Asimismo, se aprecian micro fisuras que afectan a todas las capas de color.
Después, Picasso oscureció la zona central con un verde más intenso, que sirvió de base para los distintos elementos que componen el bodegón. Al jugar con los aumentos sobre los otros colores, todavía se entrevé el verde entre los pequeños espacios que no han cubierto las pinceladas.
Posteriormente, el artista se ocupó del dibujo en incisión, trazando surcos y ejerciendo presión sobre la superficie con la punta del pincel u otro instrumento rígido. Algunas de las líneas más sobresalientes han sido pintadas sobre estos surcos previos; como por ejemplo aquellas que representan las cuerdas de los instrumentos, bajo las que se percibe el color verde correspondiente a la base. No obstante, otras líneas de la composición, como las que dibujan el perfil de una figura humana, han sido aplicadas de forma directa sobre la base.
Por otro lado, la presencia de goterones y salpicados azules, blancos y negros indica que los colores fueron aplicados con el pincel o brocha muy cargados de pintura, manteniendo un trazo rápido y seguro. Estos detalles, junto con las incisiones, sugieren una factura ágil y un tiempo corto de ejecución.
Es curioso ver como aún se conserva algún pelo largo de pincel o brocha atrapado en las capas de color, como en la forma verde que parece representar la sombra del instrumento de la derecha.
Destaca también la cinta marrón perimetral, llamada cinta engomada, de uso muy habitual en restauraciones antiguas para proteger los márgenes del lienzo.
Las diferentes respuestas de los materiales a la luz ultravioleta ayudan a distinguir con claridad los numerosos retoques de color realizados a lo largo de los márgenes de la obra. Las reintegraciones, que cubren abrasiones y arañazos en la capa pictórica, se tornan visibles como trazos mucho más oscuros, muy abundantes en el extremo superior y en las cuatro esquinas del lienzo.
Asimismo, son visibles retoques precisos en el color negro, mucho más pequeños, que aparecen bajo la luz ultravioleta como puntos oscuros de mayor intensidad que el fondo original. Resaltan sobre todo sobre una abrasión en la parte superior del instrumento de la izquierda.
En Instruments de musique sur une table, resulta interesante la forma diluida en que se aplicó la pintura verde del fondo. A través de la fotografía digital infrarroja se desvela cómo las ligeras capas se escurren a medida que son aplicadas, como si se tratase de una aguada.
Llama la atención el contraste entre la ejecución de las áreas blancas y negras. En las imágenes se muestra cómo los blancos contienen más materia pictórica, así como el movimiento nervioso de la brocha o pincel; mientras que, en las zonas negras la pincelada es apenas visible y contiene menor carga pictórica.
A pesar de que las líneas del dibujo se ven con definición, como sucede en la figura de la derecha, no se observan trazos de ningún tipo de dibujo subyacente ni de correcciones en la composición.