Salvador Dalí
El hombre invisible

L'homme invisible [El hombre invisible], iniciada en 1929, es una de las primeras obras de Salvador Dalí en las que se materializa su método paranoico-crítico a través del uso de imágenes dobles. En su artículo “El asno podrido” publicado en Le Surréalisme au service de la révolution, describe estas imágenes como: “la representación de un objeto que, sin la más mínima modificación figurativa o anatómica, sea al mismo tiempo la representación de otro objeto absolutamente diferente”. Es un lenguaje visual que cuenta con algunos precedentes como las teste composte [cabezas compuestas] de Arcimboldo o los paisajes antropomorfos de Joos de Momper, populares en torno a 1600.
A primera vista, se observa un escenario onírico en acusada perspectiva que se encuentra poblado de figuras y arquitecturas fantásticas. No obstante, por efecto de una perspectiva anamórfica, se revela la imagen de un hombre sentado con las manos en sus rodillas, a la manera de un coloso egipcio. En la elección de algunas de estas figuras, Dalí utiliza personajes recurrentes en otras obras suyas, como las dos representaciones de Gradiva o la familia de Guillermo Tell. Algunas de ellas son, a su vez, imágenes-dobles, como la mujer tumbada-caballo que aparece en la esquina superior izquierda.
A pesar de tratarse de una pieza inacabada, se puede comprobar, a través del estudio macrofotográfico, cómo el artista se recrea en los detalles con una precisión sublime. Como soporte utilizó un lienzo industrial cuya preparación blanca se entrevé en las áreas donde la pintura es más ligera. Después, abocetó el dibujo utilizando grafito y tinta.
Los trazos compositivos son visibles en múltiples áreas, como por ejemplo en el horizonte, donde un grupo de líneas converge en el punto de fuga y una nueva esfera aparece solo intuida.
Asimismo, la extraña construcción de bordes cóncavos y convexos, a la izquierda del rostro del hombre invisible, está sombreada con líneas rápidas de tinta, paso previo a la capa de pintura que, en este caso, nunca recibió, al tratarse de una obra inacabada.
En el conjunto de figuras que aparece en el área inferior derecha se ven líneas de grafito y pintura, que muestran posibles variaciones en la composición no llevadas a cabo por el artista.
Con esta técnica se estudia con detalle los tipos de craquelados que aparecen en la superficie. En L’homme invisible se advierten en concreto cuarteados de los tonos negros.
Al exponer el lienzo a la luz ultravioleta se desvela información importante sobre los barnices y las capas más externas de pintura. Sobre todo en las zonas oscuras se aprecia un barniz no homogéneo, cuya aplicación irregular formó aguas. Se trata de una técnica habitual en la obra del pintor; quien, lejos de entender el barniz como una mera capa de protección, trabaja con esta sustancia como parte intrínseca de la composición. Resulta interesante comparar este fenómeno con el estudio macrofotográfico, pues se observan con claridad estos halos del barniz, no evidentes a simple vista.
Hay tres zonas donde se distingue mejor este uso: en el fondo oscuro que crea la sombra proyectada por el pedestal; en el suelo y escalones negros de la zona inferior; y en la galería con arcos y columnas que coronan el edificio a la derecha de la imagen central.
Por otra parte, el estudio con esta luz ayuda a definir las reintegraciones de color. Al no ser originales y estar realizadas con otro material, aún imperceptibles con luz natural, responden a la fluorescencia de manera distinta y aparecen oscurecidas, como ocurre con la reintegración sobre la pierna izquierda del hombre invisible.
Los dibujos preparatorios fueron habituales en la práctica artística de Salvador Dalí. En este caso, la reflectografía infrarroja posibilita ver las líneas de grafito un tanto ocultas bajo las capas de color. Se perciben tanto las primeras líneas, aplicadas con soltura, que corresponden con los primeros bosquejos compositivos, como el dibujo más elaborado que incluye hasta sombreados de grafito.
Por ejemplo, se intuye una cuadrícula geométrica y varias modificaciones en el área de las manos del personaje central.
Del mismo modo, cabe destacar las múltiples líneas de encajado de la columna, situada a la izquierda del hombre invisible.